Ecosistemas de la información en desequilibrio

Construir alianzas y materializar la justicia social a través de conversaciones: conclusiones clave del encuentro en Santiago

En noviembre de 2024, pasamos tres días en Santiago de Chile con periodistas, activistas y movilizadoras de 10 países de América Latina y el Caribe. Durante nuestro tiempo allí, estuvimos inmersos en conversaciones sobre el estado de los ecosistemas de la información y cómo las participantes (y sus organizaciones) están trabajando para restaurar estos ecosistemas.
A continuación puedes leer las estrategias del evento presencial:
“Nuestra supervivencia es trabajar juntas, juntes y juntos”: crear alianzas entre movimientos, buscar formas de romper burbujas políticas
Un panorama de financiación nefasto, el auge de las tendencias autoritarias en muchos países, la excesiva dependencia de las plataformas de comunicación y el panorama mediático. «En este contexto, ¿cómo podemos sostener nuestro trabajo? » Las preguntas sobre la sostenibilidad de las organizaciones que trabajan por unos ecosistemas de información más sólidos estuvieron presentes en gran parte de nuestro encuentro.
Pensar en la supervivencia de la sociedad civil a la luz de todos estos retos puede resultar ciertamente difícil. Pero para el grupo que se reunió en Santiago, imaginar formas de construir alianzas sólidas entre movimientos y buscar estrategias de colaboración contra algunos de estos retos tan complejos surgió como una posible “salida”.
El siguiente fanzine, producido por un grupo durante un taller facilitado por Hambre Hambre Hambre en nuestro encuentro de Santiago, pone de relieve el poder de las metodologías creativas combinadas con el humor y las alianzas estratégicas entre movimientos.

Los ecosistemas informativos desequilibrados perjudican nuestra capacidad de comunicarnos, por lo que dar prioridad a las conversaciones significativas puede ser un antídoto
En Santiago, hemos escuchado a estas y otras organizaciones que asistieron sobre cómo están trabajando para elaborar informes y construir espacios para conversaciones en colaboración con sus audiencias/sus comunidades con el objetivo de amplificar los espacios que tenemos para la conversación. Teniendo en cuenta la dinámica de la economía de la atención y la polarización extrema en la región, hubo un consenso general en que necesitamos crear espacios que permitan (¡y faciliten!) que las personas participen en conversaciones entre sí, que permitan “romper las burbujas ideológicas”, que den cabida a perspectivas diversas. Y para ello es necesario que esas organizaciones reciban una financiación sólida.
Esta idea puede ilustrarse con este fanzine, elaborado por participantes en el taller organizado por Hambre Hambre Hambre:

Compartir información sobre cómo las distintas organizaciones abordan los retos a los que se enfrentan puede fortalecer el ecosistema.
Tener en cuenta las diferencias contextuales, sin dejar de reconocer los denominadores comunes entre nuestros retos, puede hacer que nuestro trabajo sea más sólido. Significa reconocer que hay muchas causas profundas comunes del desequilibrio que observamos en nuestros ecosistemas de información y reconocer también que, aunque se manifiestan de forma muy similar en muchas ocasiones, sus repercusiones pueden ser un poco diferentes en cada contexto.
Al mismo tiempo, es mucho lo que se puede aprender de la forma en que distintas organizaciones abordan retos similares. Aunque trasplantar estrategias sin tener en cuenta el contexto no funcione necesariamente, puede inspirar, abrir posibilidades y poner de relieve posibles caminos a seguir. En Santiago, al escuchar cómo cada organización está poniendo en marcha diversos experimentos, estrategias y metodologías, recordamos que, a la larga, para restaurar los ecosistemas de la información necesitamos una multitud de estrategias que aborden holísticamente las diversas necesidades informativas de las personas en diferentes contextos. Aprender de los experimentos de los, les y las demás puede ayudarnos a conseguirlo.

Hallazgos de nuestra investigación
En toda América Latina y el Caribe, las desigualdades en el acceso a internet y a las tecnologías digitales siguen afectando la capacidad de las personas de acceder a la información de manera significativa.
Los agentes estatales, las empresas y los grupos extremistas de la región han estado utilizando la tecnología para vigilar y perjudicar el trabajo de activistas.
La desinformación y la malinformación se han utilizado para instigar discursos de odio contra grupos vulnerables, y los ataques digitales contra activistas y periodistas son frecuentes y cada vez más sofisticados y generalizados.
Al considerar estos (y otros) retos relacionados con las tecnologías digitales y los ecosistemas de la información, es habitual que se preste una atención exagerada a la suposición de que el marco jurídico de la tecnología “correcto” es todo lo que se necesita para “calibrar perfectamente” las cosas.
La tecnología no puede ser el único enfoque: muchos elementos contribuyen al desequilibrio
Pero las conversaciones con personas como parte de esta investigación han confirmado consistentemente que la naturaleza desequilibrada de los ecosistemas de información en América Latina y el Caribe no es nada nuevo; ni es exclusivamente el resultado de los usos nocivos de las tecnologías digitales.
El hecho de que existan tantas otras fuerzas sociales que dan forma a los ecosistemas de la información exige una reflexión sobre intervenciones más holísticas y estratégicas. En otras palabras, para comprender realmente qué se necesita para que los ecosistemas de la información sean más fuertes y saludables, la tecnología no puede ser el único enfoque.
A continuación se presentan algunos de los elementos que hemos identificado en esta investigación que contribuyen a este desequilibrio y que más afectan a quienes trabajan para construir ecosistemas de información saludables.
Los ecosistemas de información han sido hostiles durante mucho tiempo
Los ecosistemas de información en ALC se han visto históricamente afectados por el machismo, la misoginia, el racismo, el clasismo y el capacitismo. Como consecuencia, a algunos sectores de la población se les ha borrado su historia, se han perpetuado las percepciones racistas sobre ellas y sus pueblos, se les ha negado el acceso a la información y se han silenciado sus voces.
Esta es una realidad que debe tenerse en cuenta al examinar el estado actual de los ecosistemas de la información en la región.

El autoritarismo y la reducción del espacio cívico afectan al ecosistema de la información
En muchas partes de LAC, el autoritarismo ha formado parte de la historia.
Recientemente, tendencias autoritarias han resurgido, en el contexto de un alarmante retroceso de las libertades básicas. En este contexto, defensores de derechos humanos, activistas y organizaciones de la sociedad civil a favor de la democracia trabajan en entornos cada vez más hostiles.
Un patrón similar puede observarse en las experiencias de personas que trabajan con los medios de comunicación y periodismo, muchas de las cuales son objeto de discursos hostiles, invasiones de domicilios y oficinas, detenciones arbitrarias, amenazas diversas, ataques en línea y violencia extrema.
En toda la región, muchos periodistas se autocensuran o modifican su comportamiento en internet para protegerse.
La situación puede ser aún peor para periodistas y comunicadoras que son mujeres y LGBTQI+. Por ejemplo, un estudio en Brasil muestra que hasta el 85% de las mujeres y periodistas LGBTQI+ han cambiado su comportamiento en las redes y en Argentina el 83% de las editoras de género han sido blanco de violencia digital.

El aumento de la polarización política es una característica determinante
América Latina y el Caribe han vivido el mayor aumento de la polarización política del mundo en los últimos 20 años.
Las formas en que las plataformas digitales (incluidas las principales plataformas de redes sociales) median el modo en que las personas acceden a las noticias y a la información. Las formas en que influyen en el tipo de información que las personas pueden ver, o a la que pueden acceder, acaban contribuyendo a crear “burbujas ideológicas que tienden a confirmar creencias políticas preconcebidas”.
A medida que la creciente polarización contribuye a aumentar el desorden informativo, estas burbujas ideológicas también se convierten en el lugar donde se difunde la desinformación y la malinformación, y así reforzando las creencias de las personas y reafirmando las visiones del mundo de los grupos con los que se identifican.
Dado que la polarización conduce a una disminución de las conversaciones políticas sanas y plurales, y en su lugar incentiva intercambios cada vez más conflictivos, acaba por reducir los niveles de compromiso cívico y alejar a la gente de los procesos democráticos.

No hay suficientes personas con un acceso significativo a la información
La información es una herramienta que la gente puede utilizar para participar en la democracia, conocer los problemas que afectan a sus vidas, y contribuir a un espacio cívico más sólido.
En nuestra investigación, las personas entrevistadas tenían la percepción general de que sus necesidades básicas de información no están siendo satisfechas. Esto se atribuyó a diversas causas, entre ellas:
- la falta de fuentes de noticias locales
- la escasez de cobertura de noticias de temas específicos
- la limitada financiación del periodismo y la insuficiente contratación y formación del personal de prensa, y
- los fallos del gobierno a la hora de garantizar el derecho de las personas a la información.
Esto se ve agravado por:
- la falta de financiación para infraestructuras
- las disparidades en el acceso a internet
- políticas más amplias de exclusión y marginación económica, que afectan especialmente a las zonas más pobres y rurales, y
- otras decisiones de política pública que repercuten en la producción y difusión de la información.

Uno de los mayores elementos estructurales que contribuyen al estado de desequilibrio dentro de los ecosistemas de información en LAC es la falta de infraestructura necesaria para incluir a las comunidades que históricamente han sido excluidas de estos ecosistemas.
Esta infraestructura incluye tecnología y acceso a internet (especialmente en las comunidades empobrecidas), espacios físicos y financiación estable para las organizaciones que apoyan a las comunidades marginadas.
A lo largo de este proyecto, las personas con las que colaboramos nos hablaron de cómo la infraestructura de las principales plataformas de redes sociales moldea los ecosistemas de información.
Organizaciones de toda la región nos describieron sus dificultades para contar con financiación y recursos suficientes para navegar por el difícil panorama de un ecosistema de información altamente plataformizado.
También constatamos que las organizaciones de base más pequeñas suelen tener dificultades para adquirir la tecnología digital con la que preferirían trabajar, incluso cuando existe un fuerte deseo de hacerlo.

El desorden informativo está aumentando y se necesitan enfoques multisectoriales e interdisciplinarios
El aumento del desorden informativo, o la propagación de la malinformación, la desinformación, y la información falsa, es una amenaza urgente para los ecosistemas de la información.
Es una amenaza para procesos democráticos como las elecciones, perturba la cohesión social y mina la confianza en las instituciones de noticias mundialmente.
Los informes que documentan el aumento de la desinformación en toda América Latina y el Caribe muestran cómo los mecanismos diseñados para salvaguardar contra ella en realidad no lo están haciendo. De hecho, no existe una «solución milagrosa» para luchar contra la desinformación. A lo largo de este proyecto, muchos han abogado por enfoques más intersectoriales y holísticos, señalando el potencial de estas colaboraciones para combatir el desorden informativo.
Para leer los principales resultados de nuestra investigación, puede descargar el informe a continuación.

Una nota para financiadores
Existe una clara necesidad de apoyar y financiar grupos y personas que trabajan hacia ecosistemas de información más fuertes, de manera que puedan navegar el momento actual con mayor eficacia: por ejemplo, mediante herramientas para combatir el desorden informacional, recursos para protegerse de las amenazas digitales, y tecnología respetuosa con el clima y la privacidad, entre otros.
La financiación a largo plazo surgió en nuestra investigación como especialmente importante – en particular el tipo de financiación a largo plazo que:
- permite capacidad de implementación y desarrollo de la organización, así como espacio y tiempo para soñar y actuar sobre sus visiones
- Invierte en las necesidades de la audiencia
- nutre a las organizaciones más pequeñas y de base, y
- fomenta una diversidad de actores.
Para lograr ecosistemas informativos más sanos y sólidos, es necesario un apoyo sostenido al periodismo local, las organizaciones de la sociedad civil, comunicadores populares, activistas y otros promotores de la justicia social, así como a personas que trabajan con tecnología que apoyan críticamente estas iniciativas.
La financiación y el apoyo son necesarios en particular para las necesidades tecnológicas y de datos, la creación de resiliencia digital, la garantía de una conexión significativa a través de una infraestructura equitativa y respetuosa con el clima, el fomento de la colaboración, y la financiación de visiones colectivas de ecosistemas de información más saludables.